¿Niños que tartamudean?
Socialmente, una conducta que sale de la “norma”, de lo esperado, de lo habitual atrae la atención de las personas que la observan . Cuando un niño tartamudea la mirada de sus interlocutores se centra en su modo de hablar, separada del contexto comunicativo. Es así como “la traba” es considerada error y por lo tanto algo a corregir.
Esta creencia social propone la búsqueda terapéutica de la fluidez verbal en el niño, aislada de las situaciones comunicativas en las que participa. La interacción comunicativa con un niño que tartamudea en el contexto familiar va perdiendo espontaneidad, ya que se reacciona negativamente ante la presencia de la disfluencia , manifestándose en el niño con esfuerzo e incomodidad al comunicarse.
La tartamudez como dificultad de comunicación involucra siempre a un otro en continua interacción y expande la mirada a las actitudes comunicativas que rodean al niño, siempre cargadas de sentido, que van más allá de lo verbal y por lo tanto pueden ser favorecedoras o no de una comunicación fluida.
Observar la comunicación en un niño disfluente nos posiciona en una perspectiva de totalidad y de unidad donde las áreas comprometidas se analizan y abordan a través de la interrelación de las mismas en situaciones comunicativas dejando así de luchar contra “el error”.
Por lo que sería deseable reflexionar sobre una modalidad de abordaje terapéutico temprano y fundamentalmente integrador, incluyendo a profesionales capacitados, padres y docentes; todos participantes activos e indispensables en la construcción de una comunicación fluida, fácil y cómoda.
Fga. Silvana Perfumo
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